Giorgio Javaloyes

Viene el buen Giorgio Javaloyes tan ufano de la vendimia de hijos de puta cuando —zas, plof plof y luego tralará en paños menores— se topa en la calle oscura con su buen amigo Miraculoso horizontal sobre el asfalto: carne balbuciente a trocitos. Y dicen que si se acerca uno al bulto y pone mucha atención, de entre su no sé qué lastimero algo puede discernir: no es en absoluto grato sentarse sobre el climaterio a ver pasar la Cabalgata Vermiforme y que se te coman las hormigas.

amarilleto