Antonio Forma-Función

Antonio Forma-Función y Sostenibilidad se asoma a la calle desde su balcón tres horas al día de todos los días del año. De seis a nueve de la tarde, para ser exactos. Al principio todo está en su sitio y huele bien, pero al cabo del rato la cosa empieza a estropearse un poco. Y ya sobre las ocho —un poquito antes si se le ha ido la mano con el sol y sombra y las protoanfetaminas— los niños suenan traqueotomizados, las bicicletas se dejan el pelo largo y huele a tabla de planchar quemada.
Si no se desmaya no hace falta llevarlo a urgencias en coche de caballos por la carretera mala, así que Mamá Forma-Función prepara la cena —lunes, miércoles y viernes: canelones; el resto: crema chantillí — y ven la tele en diferido hasta decir basta.

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